Como todos los años, no puedo dejar de traeros una tarta para el día de la madre.
Este año la elegida ha sido esta tarta sin harina, pero llena de sabor de almendra y coco.
Esta tarta no lleva nada de harina de ningún tipo, solo la almendra y el coco que hacen esta función, pero os aseguro que es súper jugosa y llena de sabor.
La combinación de coco y almendra es un éxito seguro y si le pones un “chirrín” de licor de almendras amargo: ¡Para que queremos más!
Os he comentado otras veces que tengo dos sobrinos celiacos y cuando llegan sus cumpleaños siempre trato de hacer algo que ellos puedan comer.
Vivimos en una ciudad pequeña donde no hay muchas opciones de comprar repostería sin gluten y mucho menos que sean ricas y bonitas.
Por eso cuando aparezco por la puerta con la tarta, ver esas caras de asombro, admiración y sobre todo de:
¿Pero esta tarta tan monérrima la puedo comer yo?
No tiene precio y año tras año es una satisfacción para mi buscar una receta de tarta que ellos pueden comer.
Fijaros si me ha gustado la tarta con su coco, su almendra, su crema de queso y su mermelada, que he decidido que sea la elegida para celebrar el día de la madre, con eso no creo que tenga que añadir nada más para convenceros de lo maravillosa que es esta Tarta de almendra y Coco.
Mis Consideraciones:
Como ves, mi tarta tiene 4 capas, si quieres hacerla así de alta añade a la receta un 25% más.
Yo he usado mermelada casera de cerezas que tenía en casa y cerezas para decorar, pero si todavía no encuentras cerezas por el mercado, puedes poner mermelada de fresas y fresas naturales para decorar.
También puedes no poner mermelada entre las capas de bizcocho, es totalmente opcional.
Organízate con tiempo y ve adelantando pasos, un día los bizcochos, en otro momento la crema y así.
Los bizcochos los puedes hacer y congelar o guardar en la nevera un par de días.
La crema también aguanta un par de días.
Así que no quiero excusas de organización….jejeje.
La receta es de mi querida Montes Manzana y Canela, todo lo que salga de sus manos es éxito seguro.
He tenido el placer de conocerla en persona a ella y a su familia y se han convertido ya en amigos personales. De lo cual estamos súper contentos.
INGREDIENTES:
Para el bizcocho:
Para 3 moldes de 15 cm. de diámetro, preparado con spray desmoldante y una base de papel vegetal.
200 gr. de harina de almendra
115 gr. de coco rallado
200 gr. de azúcar
1/4 cucharadita (tsp.) de sal
200 gr. de mantequilla derretida y enfriada
4 huevos L
1 cucharadita de esencia de vainilla
2 cucharadas licor de almendra amarga (opcional)
Para la crema de queso:
300 gr. de queso crema tipo Philadelphia
480 gr. de nata para montar con un 35% de materia grasa
50 gr. de azúcar glas
½ cucharadita de crémor tártaro
2 cucharadas al gusto de licor de almendras amargas (opcional)
Para el ganache de chocolate:
100 gr. de chocolate negro
70 gr. de nata para montar
Opcional:
Mermelada de cerezas
Cerezas
ELABORACIÓN:
Del bizcocho:
Precalentamos el horno a 180º.
Preparamos los moldes con el spray demoldante y un disco de papel en la base.
Ponemos la almendra, el coco y el azúcar en el bol de la amasadora con el accesorio pala y mezclamos bien.
Aparte en otro bol ponemos los huevos, el licor de almendras amargas y la vainilla y mezclamos con una varilla de mano.
Reservamos.
Incorporamos la mantequilla y mezclamos con la pala de la batidora hasta que esté mezclado, por ultimo añadimos los ingredientes secos, seguimos mezclando hasta que esté todo bien integrado, nos llevará un par de minutos.
Repartimos la mezcla entre los tres moldes y horneamos durante 30 minutos o hasta que al insertar una brocheta esta salga limpia.
Dejamos enfriar unos 10 minutos sobre una rejilla y desmoldamos con cuidado de que no se rompan. Envolvemos en plástico alimentario y guardamos en la nevera.
De la crema:
Para preparar la crema ponemos el queso en el bol de la batidora con el accesorio de varillas y lo batimos unos minutos hasta que esté cremoso. Añadimos la nata y el crémor tártaro para estabilizar la nata y batimos a velocidad alta hasta que esté casi montada.
Incorporamos el azúcar y el licor y batimos de nuevo hasta que esté montada por completo, sin quitarle ojo porque se corta muy rápido.
De la ganache de chocolate:
Este paso lo haremos cuando ya tengamos la tarta terminada y la vayamos a decorar.
Calentamos la nata hasta que hierva casi, añadimos el chocolate picado y esperamos un par de minutos, luego mezclamos con la ayuda de una lengua de cocina.
MONTAJE:
Si fuera necesario nivelaríamos la tarta con la ayuda de una lira.
Ponemos un disco para tartas sobre una base giratoria y sobre el uno de los bizcochos.
Disponemos un poco de mermelada de cerezas sobre el bizcocho y luego par de cucharadas o tres de crema de queso.
Hacemos lo mismo con las sucesivas capas y nos aseguramos de que la tarta está completamente recta y no parece la torre de pisa (que a veces pasa…)
Llevamos al frigo y dejamos enfriar unos 15 minutos, para luego poder cubrirla totalmente.
Una vez que la tarta está fría y las capas se han pegado y no se mueven, damos la capa exterior con la ayuda de una espátula.
Aquí tienes dos opciones o bien le das un aspecto rústico dejando que se vean los bizcochos o bien llevas al frigo otros 15 minutos y luego le das una capa mas de crema final para dejarla bien lisita.
Para decorarla haces el ganache y dejas templar unos 10 o 15 minutos.
Puedes ponerlo en un biberón de cocina o bien dejarlo caer con la ayuda de una cuchara, yo lo hago con la cuchara porque me gusta el aspecto irregular que toma el “dripeado” pero tu hazlo como mejor te apañes.
Con un poco de crema que te haya quedado, haz unos rosetones y decora con las cerezas.
Esta tarta hará las delicias de todos en casa que podrán tomarla sin ningún problema aunque haya algún celiaco en la familia como me ocurre a mí con mis sobrinos.
Espero que la hagáis y la disfrutéis mucho, si la hacéis por favor contármelo y mandadme fotos a mis redes FB o IG que me hace muchísima ilusión.
Como siempre os dejo con el verdadero pedacito de cielo:
¿Quién ha sostenido los océanos en la mano? ¿Quién ha medido los cielos con los dedos? ¿Quién sabe cuanto pesa la tierra, o ha pesado los montes y las colinas en una balanza?
¿Con quién me compararan? ¿Quién es igual a mi? Pregunta el Santo.
Isaias 40:12 y 25
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