Durante 4 días tuve el privilegio de visitar la Cataluña más foodie de la mano de Cataluña Experience y la Agéncia Catalana de Turisme, a los cuales no puedo agradecer más que contaran conmigo para esta maravillosa experiencia.
Fueron 4 días intensos, con el reloj pisándonos siempre los talones, pero es que había tanto que ver, tan bonito y maravilloso que no había un segundo que perder.
En esta ocasión nuestra ruta iba desde Girona hasta el Penedés, pasando por la Garrotxa y el Berguedá.
He vuelto enamorada de estas tierras, de sus gentes, siempre amables y atentos, de sus paisajes que cortaban la respiración y de su maravillosa gastronomía.
Durante las siguientes líneas me propongo contarte esta experiencia con el firme propósito de crear en ti, que me lees, el deseo de, visitar estas preciosas tierras catalanas.
Recorrimos durante esos días, sus campos, montañas y pueblos que son los más recomendables para visitar en estos tiempos que nos ha tocado vivir.
¿Me acompañas?
Llegada y día previo.
La experiencia comenzaba el día 1 de octubre a las 8h de la mañana, así que como es natural mi viaje comenzó el día anterior miércoles, llegué a la estación de Sants sobre las 14.30 en AVE y me dirigí hacia Maison Carne donde me esperaba Belén @cupcakesagogo a la cual tenía unas ganas tremendas de ver y ponernos al día y nada mejor que hacerlo mientras comíamos juntas.
Habíamos quedado en este restaurante por que nos lo habían recomendado muchísimo y que buena recomendación.
Si eres carnívoro como yo, te lo recomiendo muchísimo. Maison Carne, se ha propuesto democratizar el chuletón de vaca a unos precios estupendísimos, 29€ el menú, si, si como lo lees.
La carne la terminas de cocinar tu, a tu gusto en un horno Josper (horno con brasas) que le da un sabor a brasa increíble a la carne, de esta manera se acabó el problema de que te sirvan la carne o muy pasada o muy poco hecha. El menú se completa con patatas fritas, ensalada además puedes pedir patés, tablas de quesos y postre.
Después de comer nos dirigimos al maravilloso Hotel 1882 donde nos alojamos esa noche y donde fuimos esperando la llegada de las compañeras y amigas con las que haríamos juntas esta experiencia; Virginia @virginiaswetandsour y Rocio @kidsandchic.
Tambien pudimos estar con Patry Saboresymomentos que se acercó al hotel para poder pasar la tarde con nosotras y ponernos al día.
Creo que no me han tratado tan bien en ningún hotel, una amabilidad extraordinaria, siempre pendientes de nosotras y un trato exquisito, educado y cercano.
Nada más llegar al hotel se activan todos los protocolos COVID, desinfección de manos y toma de temperatura. Te recogen la maleta para desinfectarla en un cuarto a parte mientras haces el check in, no en vano el hotel cuenta con el sello STAY SAFE que garantiza todas las medidas de seguridad exigidas por el protocolo COVID-19.
Cuando lo visites te recomiendo que disfrutes de su bar Bocó en la planta baja y de su cocina de KM0, que es lo que hicimos nosotras esa tarde, para ponernos al dia y coger fuerzas para el día siguiente.
No puedes dejar de subir a la terraza (rooftop) con vistas a la Sagrada Familia de Guadí, con una piscina de aguas turquesas, unas instalaciones comodísimas que invitan a quedarte y no querer irte.
Dia 1º de aventura
Desde Sants salimos hacia Girona para encontrarnos con el holandés más simpático que exista, Marc de Girona Food Tours que nos llevó a visitar toda la ciudad.
Una de las paradas que yo esperaba con más emoción era Casa Cacao de los hermanos Roca. La idea de esta cafetería/hotel surge, como ellos mismos cuentan en una cena de navidad y como ‘pactaron’ en aquella comida navideña todo lo que habría de ser Casa Cacao.
Casa Cacao suma dos sueños por un lado , el hotel boutique de Anna Payet, con 15 habitaciones y servicio de desayuno para los clientes; y por otro lado el obrador de chocolate con tienda-bombonería y espacio de degustación de Jordi Roca en este ultimo, pudimos disfrutar de su famoso chocolate y de sus famosos xuxos de chocolate antes de continuar con la ruta.
Realmente es un espacio que no te deja indiferente, desde la misma pastelería puedes ver el obrador y a sus chocolateros trabajando.
Te recomiendo mucho que pases por Casa Cacao por que es una experiencia única, también puedes adquirir el libro de Jordi Roca que lleva este mismo nombre.
Una de las paradas fue en el Mercado de Lleó donde pudimos probar los vinos de la zona, sus quesos y sus embutidos en una pequeña cata de la mano de los chicos de El petit productor.
El aperitivo corrió a cargo de Espacio Gourmet La Reserva donde hicimos otra pequeña cata (si, otra :) ) de vinos y cavas de la zona con un delicioso jamón.
Nos despedimos de Girona y nos dirigimos hacia Ca L´ Enric, que tiene en su haber una estrella Michelín.
Con una gastronomía del Vall de Bianya y con una tradición que va desde 1882 como un hostal para transeúntes y pequeña tienda para abastecer los agricultores de la zona. En 1965, con la llegada de Dolors, la mujer de Desideri, empiezan los “platillos” y poco después las cazuelas y la brasa del fin de semana. Ahora el viejo hostal ya es todo un restaurante, aquí empieza Ca l’Enric. Oir esta historia de los labios del propio hijo en el restaurante es un plus a todo lo que ya es este restaurante con estrella Michelin.
Actualmente los hijos de Desideri y Dolors continúan evolucionando esta cocina tradicional encontrando la esencia de los sabores del territorio.
La experiencia la hace todavía más sublime el propio restaurante, lleno de rincones bonitos, con un jardín lleno de plantas todas ellas en tonos ocres y rojos debido al efecto del otoño sobre ellas y es allí donde degustamos los entrantes para luego pasar al comedor, un lugar con toda la historia que nos contaba su dueño al entrar, sobrio y elegante que dejaba ver toda la historia que albergaba.
Pudimos disfrutar de su menú “Descubriendo el Valle” un menú que te atrapa con los 5 sentidos y que te llena el estómago y el alma. Todavía tengo en el paladar su Crujiente de pollo y maíz y el cordero, cocinado de manera espectacular, eso es algo que como manchega aprecio muchísimo.
Besalú
Desde allí salimos hacia Besalú, uno de los pueblos más bonitos que he visitado sin lugar a dudas. Nos atendieron desde la oficina de turismo para contarnos toda la historia de este maravilloso pueblo.
conforme entra al puente descubres una maravilla de conjunto arquitectónico deslumbrante.
Besalú está situado a 150 metros de altitud, en la comarca de La Garrotxa, uno de los conjuntos medievales mejor conservados de Cataluña y más fotografiados, cosa que no me extraña nada, no se cuantas fotos hicimos entre todas.
Fue declarado en 1966 conjunto histórico artístico nacional por su valor arquitectónico, es su puente lo que más atrae la atención del visitante nada más llegar, con su torre fortificada de planta hexagonal y sus siete arcos de medio punto que se proyectan con forma de media luna sobre el río Fluvià.
Sin duda nos dejó con ganas de más y ya estoy planeando la próxima visita.
Con el corazón contento y el estómago lleno nos por La Garrotxa y llegamos a Gust de Garrotxa, una explotación familiar agraría que se encuentra ubicada en Mas Corominas de Begudá, dentro del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa.
Toda una experiencia la visita a Gust de Garrotxa, conocer como crían los cerditos de la raza Duroc, controlando las líneas de reproducción con mimo, con un árbol genealógico donde las abuelas y mamás tienen nombre propio, lo que denota el amor y la pasión por su ganadería.
Apostando totalmente por la calidad de sus embutidos, antes que por la cantidad, como nos comentaban, que habían decidido que era mucho mejor especializarse en una raza y en unos pocos productos para ofrecer una calidad de 10 a sus clientes. Siempre en constante proceso de innovación e investigación recuperando recetas de época medieval y ganando premios por ello.
Ofrecen también visitas guiadas, degustaciones de sus productos elaborados de forma artesanal a grupos de visitantes, sin duda una experiencia que hay que realizar.
Después de un día tan intenso y lleno de estímulos nada mejor que descansar en Mas La Ferrería. No he visto un sitio tan tan bonito en un entorno tan tan bonito.
Este pequeño hotel rural maravilloso se encuentra situado en una antigua herrería del siglo XIV, entre jardines de robles, encinas, en definitiva un entorno de ensueño. Llegamos de noche y aún y así se apreciaba lo precioso que era el entorno ya que cuenta con habitaciones y suites con increíbles vistas a los bosques de la Vall de Bianya.
Belén y yo tuvimos la increíble suerte de que nos tocaran una de las Suite con salida directa a los jardines, bañera exenta en el espacio central y una amplia zona de estar, orientada al Norte y con vistas al macizo pirenaico y a los jardines del hotel. Ni que decir tiene de que fuimos muy envidiadas esa noche. Aunque yo visité otras habitaciones del hotel y eran maravillosas igualmente. Una gozada para los sentidos.
Nos sirvieron la cena y el desayuno en uno de los preciosos comedores del recinto Tanto la cena como el desayuno fue servido con un extraordinario producto de la zona . Todo servido y cocinado con mimo y esmero, una delicia para los sentidos sin duda alguna.
Día 2º de aventura
Este segundo día incluía un viaje en globo con los chicos de Vol de Coloms. Teníamos todoslos nervios a flor de piel y el despertador a las 5.30 de la mañana. Pero el tiempo no quiso acompañarnos y la aventura no pudo ser.
Nos habían avisado de que miráramos los mensajes antes de levantarnos porque ya por la noche amenaza lluvias, pero como somos así, conforme sonó el despertador nos vestimos, cerramos nuestras maletas y nos fuimos hacia el punto de reunión. Bueno yo no llegué al punto de reunión, porque me encontré antes a Belén que volvía con su maleta a las 5.30 diciéndome que se había cancelado...nuestra cara era un poema, porque no habíamos mirado los mensajes. y nos habíamos pegado el madrugón para nada. Os doy permiso para reíros :)
Así que nos volvimos a meter en la cama hasta una hora más decente con la esperanza de poder volver algún dia y volar en globo con los chicos de Vol de coloms.
Desayunamos maravillosamente en Mas La Ferreria y nos subimos al autobús para jugar a ser granjeros.
Creo que fue una de las visitas más divertidas, disfrutamos como niños enfundándonos en los monos azules y las botas de trabajo, para pasar un dia en la granja Mas La Coromina
Isabel nos dio la bienvenida y nos enseñó de primera mano la vida en la granja y el gran proyecto ganadero que tienen tras más de 40 décadas, a mí los proyectos con historia me apasionan, creo que tienen un plus.
Durante la visita pudimos ver las salas de ordeño, pudimos dar de comer a las vacas de nuestras propias manos, recoger huevos, ver los conejos y las escandalosas ocas…un disfrute total, apreciamos más un grupo de escolares que había ido de visita que un grupo de influencers adultos...jajajaja.
Estas mismas visitas didácticas las realizan para familias y escuelas, haciendo una gran labor divulgativa muy interesante con los niños de los colegios, que no desconocen como son las labores de una granja.
Si estás interesado puedes reservar en su web y vivir la experiencia en grupo.
En Mas la Coromina respetan el ciclo de la naturaleza, trabajando la tierra que alimenta a sus vacas lecheras de la raza Frisona-Holstein, dedicándose a la producción de leche y derivados lácteos, como la union hace la fuerza, junto a otros 6 ganaderos han formado el grupo lácteo Llet ATO S.L la primera marca láctea en obtener el Certificado de Bienestar Animal AENOR CONFORM basado en el referencial europeo WELFARE QUALITY.
La Quinta Justa: Cocina Volcánica.
Despues de un duro dia en la granja, teníamos que reponer fuerzas y nada mejor que hacerlo en La Quinta Justa donde nos ofrecieron un reflejo de una cocina tradicional catalana con elementos de la Garrotxa, con toques de influencia mediterranea y con preséncia de productos de proximidad, elaborando una cocina acorde con el colectivo de Cocina Volcánica.
Dejamos atrás la Garrotxa para dirigirno comarca del Ripollés y descubrir en la pequeña localidad de Sant Joan de les Abadesses y innovador negocio de Cervezas artesanas que comenzó como un hobby y como una pasión para acabar convirtiéndose en un negocio.
La cata fue una maravilla, tratando de descubrir que ingrediente secreto llevaba algunas de ellas, para acabar sorprendiéndonos con la calabaza como ingrediente secreto en una de ellas.
De allí salí hecha una auténtica cervecera, pensando en que cuando volvamos debo traer a mi marido para que disfrute tanto como yo.
Ya de noche llegamos a Fonda Xesc que forma parte de una casa histórica de 1730 ubicada en Gombrèn, un pequeño pueblo de la provincia de Gerona rodeado de un paraje inigualable.
Ya solo por eso, este lugar me tenía ganada ¿1730? ¿lo habéis leído? ¡Cuanta historia entre sus paredes!
Ya desde sus orígenes, este edificio fue destinado a ser la fonda del pueblo, y a pesar de las nuevas tendencias, se resiste a perder su significado y su razón de ser más tradicional y esto es de lo que más me gusta, el deseo de conservar las
Durante años, la gente vivía en esta fonda y los forasteros la utilizaban para comer o para alojarse. La familia Rovira compró el inmueble en el año 1975. Durante un tiempo, Francesc y su madre compartieron la concina. Así, la comida de su madre convivía con platos más elaborados. Un par de décadas después, Francesc y Meritxell, su esposa, empezaron a ofrecer aquello en lo que creían: una cocina con productos de la tierra, pero sometida, como ellos mismos explican, a "un proceso de actualización".
El menú que nos sirvieron era propio de la estrella michelin que les acredita, elaborado con exquisitez y con un cuidado producto.
Visitar estos lugares con tanta historia, sobre todo de historia que pasa de generacion en generación, de padres a hijos, me parece que es maravilloso y enriquecedor.
Sin lugar a dudas está situado en un entorno espectacular, con un restaurante muy bonito y una comida digna de una estrella michelin.
Nos levantamos tempranito para poder llegar a tiempo a la actividad que nos tenían preparada y poder disfrutar de un desayuno de lujo en Fonda Xecs, el desayuno era muy completo y rico con productos de la zona.
Pero lo que me dejó con la boca abierta fueron las vistas que tenía el comedor del restaurante, ya que, en la cena al ser de noche, nos pasó desapercibido.
Cuando llegué por la mañana con los ojos aún pegados y con la marca de las sábanas en la cara y sin tomar mi dosis mañanera de café, me quedé unos segundos parada en mitad del comedor sin dar crédito de lo que estaba viendo.
Ver las nubes deslizándose perezosamente por entre los valles es un espectáculo que atesoro en mi retina.
Espero que os haya gustado tanto como a mí este artículo, mañana os traeré el tercer y cuarto dia.
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