Cheesecake de chocolate blanco y frambuesas sin horno

Inauguramos oficialmente la temporada de postres sin horno y sin gelatina a ser posible…no siempre lo es pero este no lleva.

Es una delicia de cheesecake en casa se daban tortas por el ultimo trocito y la peor era que lo hice para un desayuno con mis amigas en mi iglesia así que solo pudieron probar un trocito, normalmente el del corte…soy mala, lo se…

He decidido hacer este cheesecake en forma de barritas o cuadraditos para variar y para que también veáis otras formas de presentación quizás más sencillas pero no por ello menos bonitas y vistosas.

La combinación de chocolate blanco, nata y frambuesas, no necesita que yo diga que es de escándalo, pero lo es, que le vamos a hacer.

Además os doy una alegría este cheesecake no lleva azúcar…jejeje. 

Se basta y se sobra con el dulzor del chocolate blanco contra restado perfectamente con la acidez de la frambuesa.

Así que no es un postre excesivamente dulce para aquellos que extrañamente no “son de dulce”.

La base de galletas la puedes hacer y no hornearla, pero que digo yo que por 10 minutos de horno no nos vamos a gratinar y el resultado es bastante mejor, pero como poder puedes y yo te doy las dos opciones. Además estamos en junio todavía…¡¡podemos hacerlo, claro que podemos!!

No es la primera vez que hago esta combinación de cheesecake de chocolate blanco y alguna fruta si te apetece puedes ver este Cheesecake de Chocolate blanco  y frambuesas, o este de chocolate blanco y naranja o este último de chocolateblanco y arándanos.

INGREDIENTES:

175 g de galletas

90gr de mantequilla fundida

340g de chocolate blanco

225g de queso crema tipo Philadelphia a temperatura ambiente

225 g de yogur griego a temperatura ambiente

225 g de nata para montar con un 35% de materia grasa bien fría

250g de frambuesas frescas.

ELABORACIÓN:

Elegimos un molde rectangular de unos 30x20 cm y ponemos una base de papel de horno que sobre salga por el lado más largo para luego poder desmoldar sin problemas.

Si vas a hornear la base precalienta el horno a 180 grados.

Lo primero que haremos es preparar la base, trituramos las galletas de nuestra elección y añadimos la mantequilla fundida. Mezclamos bien  y extendemos sobre la base del molde con el papel de manera uniforme horneamos 10 minutos, como te he dicho puedes saltarte este paso.

Tendremos que asegurarnos que la base esta bien fría antes de poner la masa de chocolate, nata y queso…corremos el riesgo de que se nos desmonte todo. Con una hora sería suficiente pero yo no he tenido paciencia y la metí en el frigo en media hora estaba lista.

Fundimos el chocolate y reservamos para que se atempere.

Mezclamos el queso y el yogur griego con la pala de nuestra batidora y reservamos.

Montamos la nata que debe estar bien fría y sería bueno que las varillas y el bol de la batidora también lo estuviera. La guardamos en el frigo hasta que la necesitemos.

Batimos con la pala el queso y el yogur que deberán estar a temperatura ambiente y añadimos el chocolate blanco atemperado.

A esta mezcla le añadimos la nata montada con movimientos envolventes para que no se desmonte mucho y ponemos en el molde .

Reservamos algunas frambuesas para la decoración como unos 50 gramos y el resto lo repartimos bien por todo el molde presionando un poquito para que se hundan.

Llevamos al frigo al menos tres horas yo lo dejé toda la noche.

Cuando este bien frio podemos fundir un poquito de chocolate blanco y extenderlo en forma de hilo con la ayuda de un tenedor y decoramos con las frambuesas reservadas para este fin.

Yo también he puesto algunas flores frescas de mi jardín sin pesticidas.

Espero que os guste y que  me lo contéis, si tenéis alguna duda me la podéis dejar aquí o en mis redes FB o IG.

 Como siempre os dejo con el verdadero pedacito de cielo.

“El hijo irradia la gloria de Dios y expresa el carácter mismo de Dios, y sostiene todo con el gran poder de su palabra. Después de habernos limpiado de nuestros pecados , se sentó en el lugar de honor, a la derecha del majestuoso Dios en el cielo.” Hebreos 1:3