No lo puedo evitar y tampoco sé si quiero, pero vuelvo
siempre a ellos, me relajan, me apasionan, me suben la adrenalina, me dan un
subidón cuando salen bien y el día que salen mal no puedo parar hasta descubrir
porque…eso no se llama adicción? No lo se la verdad…
Estos los preparé en El Taller de repostería donde di mi
último taller de macarons,Valen y Nati son unos anfitriones extraordinarios con ellos todo es mucho más sencillo y todo va sobre ruedas. Fuimos por la mañana para hacer una hornada porque
a los macarons hay que tomarles el pulso
de buena mañana y atarlos cortos…jeje. Soy perfeccionista, no sé si ya os lo he dicho...