He tardado en enamorarme de ella, pero lo he hecho para siempre.
El lemon curd o crema de limón es aterciopelada acida y dulce, ¿quien no podría enamorarse de ella?
Estos ingleses tienen muchas cosas raras como conducir por la izquierda, las millas y los grados Fahrenheit… pero se lo perdonaremos todo por esta maravillosa crema de limón.
Pues yo no se porque, tenía atragantado el lemon curd, seguramente sería porque no le tenía pillado el punto.
Si la quería para un pie o tartaleta, se me quedaba demasiado líquida y si la quería para un relleno se me quedaba con demasiado cuerpo como una gelatina.
Luego había un montón de recetas, con maicena, con gelatina sin ella o sin ellas. Lo que me hacía pensar que necesitaría una receta distinta para cada fin.
En fin un lio que hacía que no me apeteciera mucho hacer esta maravillosa crema de limón o lemon curd.
Así que yo hoy lo que pretendo es enseñaros lo que yo he aprendido y que veáis que con una sola receta, podéis hacer todo tipo de elaboraciones. Solo es cuestión de poner o quitar gelatina, nada más.
He de reconocer que yo no era muy fan de la gelatina, porque me daba la impresión de no ser muy natural y porque dejaba una textura gomosa que no me molaba nada.
Pero como siempre la clave está en no abusar de las cosas y de usarlas en su justa medida para sacar lo mejor de su esencia.